Hoy queremos hablarte de un viaje a medida a Marruecos. Un país con una cultura, unas tradiciones y una gastronomía que te recomendamos mucho conocer.
Marruecos, a pesar de estar relativamente cerca (un par de horas depende desde y a dónde se viaje), es uno de esos destinos que, debido a sus diferencias culturales, dan la sensación de haber volado muy lejos.
A continuación, te presentamos algunas de sus ciudades más importantes que destacan por su encanto y popularidad y que puedes descubrir haciendo un viaje a medida.
En Fez podrás apreciar la verdadera esencia marroquí. Su medina, declarada Patrimonio de la Humanidad, además de estar considerada como la más grande de mundo musulmán, es también una de las más auténticas.
Aquí, dentro de nuestro viaje a medida a Marruecos, podrás pasear por sus calles laberínticas (recomendamos ir acompañados por un guía, ya que es fácil perderse), visitar sus numerosas medersas (escuelas coránicas), contemplar la Mezquita Al Karaouine (uno de los centros más importantes de aprendizaje islámico), ver como transcurre la vida en sus zocos y caminar por los barrios de artesanos.
Uno de los lugares más llamativos de la medina es la curtiduría de Chouara. Todo un espectáculo de colores, pero también de olores, los cuales lograrás enmascarar gracias a una ramita de menta.
Ir a la ciudad imperial de Fez es como transportarte a la época medieval. ¡Te parecerá estar viajando en el tiempo!
Hace unos treinta años, Marrakech era una ciudad mucho más parecida a Fez. A pesar de que hoy sigue manteniéndose fiel a sus raíces, con el paso del tiempo ha ido evolucionando y ahora es mucho más, por así decirlo, europea. Por esta razón, en Marrakech llama la atención su visible contraste del mundo antiguo y moderno.
Esta mágica ciudad que rebosa historia y cultura destaca por el ambiente bullicioso de la Medina, el cual se concentra en la plaza de Yamaa el Fna y en los numerosos mercados repletos de colores. En ella también podrás ver monumentos como la Mezquita Kutabía o el Palacio de la Bahía, construido con el objetivo de ser el más impresionante de todos los tiempos.
Además de numerosos locales para el ocio, en Marrakech hay muy buenos hoteles. Tanto es así que las grandes cadenas hoteleras tienen presencia en la ciudad.
Si estás en Marrakech y te apetece pasar una noche en un riad (casas antiguas rehabilitadas y convertidas en hoteles), existen opciones de gran calidad. Estos pintorescos alojamientos son un oasis de paz en medio de la ajetreada medina.
Meknes, también conocida como Mequinez, es una ciudad muy parecida a Fez, aunque mucho más pequeña y rústica.
Se caracteriza por ser muy tranquila y estar rodeada de fértiles campos que se extienden bajo el Atlas Medio. Su historia y sus edificios bien merecen hacer un alto en el camino.
Al ser menos caótica y turística que otras ciudades imperiales, en sus calles se respira un aire tranquilo, relajado y acogedor. Te sugerimos ver la plaza el Hedim, la madraza Bou Inania, el mausoleo de Mulay Ismaíl y el Bab-el-Mansour, la gran puerta de entrada a la medina construida en el año 1732.
Al sur de Marruecos se halla Ouarzazate, una ciudad a la que llaman la Puerta del Desierto por ser la última población que encontramos antes del Sáhara.
Es famosa por acoger uno de los estudios de cine más grandes del mundo, los Atlas Studios. Su ubicación única, a los pies de la cordillera del Atlas y a pocos kilómetros del desierto, han hecho que este enclave sea el escenario de múltiples películas y series.
Desde este punto de nuestro viaje a medida a Marruecos, te recomendamos poner rumbo al desierto de Merzouga. Por el camino pasarás por la Garganta del Todra, los cañones rocosos más asombrosos del norte de África. También tendrás la oportunidad de conocer las poblaciones de Errachidia y Erfoud, donde podrás alojarte en un kasbah, es decir, en una edificación fortificada típica de la arquitectura marroquí construida con adobe y madera.
Dirígete al desierto por carretera hasta llegar a tu campamento. Te recomendamos dedicar la jornada a realizar distintas actividades: divertirte en un 4×4 subiendo y bajando las dunas, recorrer el desierto a toda velocidad a bordo de un quad y pasear en camello. Finaliza el día con una barbacoa y durmiendo en una jaima bajo las estrellas. Sin lugar a duda, esta será una de las experiencias más bonitas de tu viaje a medida.
Casablanca es la capital económica del país y representa el Marruecos más moderno. Situada en la costa del océano Atlántico, a 80 km al sur de Rabat, cuenta con algunas de las mezquitas más grandes del planeta.
La influencia occidental es visible en todos lados. Sus habitantes son muy cosmopolitas y receptivos a las nuevas tendencias que les ofrece Occidente. Posee hermosos edificios que combinan el diseño colonial francés y el estilo tradicional marroquí.
Un motivo claro por el que visitar esta ciudad es la Gran Mezquita de Hassan II. Es una maravilla de la arquitectura con capacidad para cien mil fieles.
Si vas al norte de Marruecos, no te pierdas la visita a la ciudad más curiosa de la región, Chefchaouen.
Situada en las montañas del Rif, esta localidad tiene la particularidad de estar pintada de azul. De ahí que se la llame la “perla azul” de Marruecos. Todo apunta a que se creía que así los mosquitos se mantendrían alejados, ya que el parecido cromático con el mar los ahuyentaría.
Si eres un aficionado a la fotografía, no te vas a cansar de retratar fachadas, escaleras, puertas, arcos, ventanas…
No te vayas sin visitar la plaza Uta al-Hammam, la Gran Mezquita, la Alcazaba y la Kasbah, una imponente fortaleza medieval totalmente amurallada.
Un viaje indispensable que hacer por Marruecos es el gastronómico.
La comida aquí es rica en especias. Las más comunes son el comino, el azafrán, el jengibre, la canela y la cúrcuma. La harissa es otro condimento muy usado en las recetas. Consiste en una salsa a base de pimientos rojos picantes que se incluye en la receta que se está preparando o que se toma como aperitivo mojando pan.
Dentro de los platos principales más conocidos encontramos el cuscús. Este alimento elaborado con sémola de trigo suele acompañarse de verduras, pollo o cordero. Si te gustan los guisos tradicionales, te encantará degustar un buen tajine de pollo, de cordero o de verduras cocinado en una vasija de barro.
Otro plato que es una explosión de sabor es la kefta, carne picada aderezada con especias. Se sirve de diferentes formas y todas están deliciosas. Por supuesto, prueba el hummus de garbanzos y el pan khubz.
En todo banquete marroquí que se precie no puede faltar un dulce como el baklava y un té de menta para ayudarte a hacer la digestión.
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