Nuestra experiencia en Japón e Indonesia durante de 17 días comenzó en Tokio. Tras la llegada, dejamos las maletas en el hotel y fuimos directos a Shibuya, para ver el famoso cruce y su actividad nocturna, allí también visitamos la estatua de Hachiko mientras paseábamos por la zona. Al día siguiente, dedicamos la mañana al histórico barrio de Asakusa para visitar entre otros el Templo Senso-ji (uno de los más turísticos y repleto de gente que vimos durante nuestro viaje) rodeado de tiendas tradicionales y locales en Nakamise-dori. Luego, nos dirigimos al Parque Ueno, un lugar muy tranquilo con muchos templos, al salir fuimos a la calle comercial Ameya-Yokocho, un lugar perfecto para comprar algún recuerdo aunque es cierto que no es nada barato. En los siguientes días visitamos el antiguo mercado de pescado (Tsukiji) donde comimos el mejor sashimi de atún que hemos probado nunca.
Después fuimos hacia Shimokitazawa, el barrio bohemio de Tokio, es diferente al centro ya que tiene unas cafeterías y tiendas vintage muy recomendables. Durante nuestra estancia fuimos varias veces, de día y de noche al barrio de Shinjuku donde una de las noches cenamos en Omoide Yokocho, gran experiencia.
Una de las mejores cosas que hicimos fue un tour nocturno en karting de 2h por todo el centro de Tokio en el que circulas por las calles mientras vas visitando diferentes puntos de la ciudad. Importante, es necesario el permiso de conducir internacional.
Después de Tokio fuimos a Hakone, área famosa por sus aguas termales y sus vistas espectaculares del Monte Fuji. Una localidad tranquila que contrasta con el ritmo frenético de Tokio. El día de llegada lo pasamos disfrutando de la naturaleza y de los Onsen de la zona. Aquí nos alojamos en un ryokan muy bonito donde pudimos cenar un menú degustación tradicional japonés. Al día siguiente, hicimos una excursión por el Lago Ashi, desde donde pudimos ver perfectamente el Monte Fuji, ¡tuvimos mucha suerte!
Para cerrar nuestra aventura, pasamos los últimos días en Kioto, una ciudad que conserva el alma histórica de Japón. Caminamos por el distrito de Gion, famoso por sus geishas y casas de té tradicionales, y recorrimos el impresionante santuario Fushimi Inari, atravesamos miles de toriis rojos mientras subíamos por la montaña. También visitamos el Templo Kinkaku-ji, el Pabellón Dorado, rodeado de jardines impecables y un lago que reflejaba su dorada estructura (lástima que el día estaba lluvioso). En nuestro último día aprovechamos para ir desde Kioto hasta Nara y Osaka. Salimos por la mañana muy pronto hacia Nara donde visitamos un par de templos y paseamos por el parque de Nara, lleno de ciervos que deambulan libremente (puede ser prescindible) y rápidamente salimos en tren hacia Osaka, donde aprovechamos para ver el Castillo de Osaka y después fuimos a pasear por el Dotonbori, un gran distrito de gastronomía y salas de ocio.
Volvimos a Kioto por la noche y al día siguiente ya salimos hacia nuestro nuevo destino, Singapore donde pasamos un día antes de saltar a Bintan, una isla de Indonesia donde nos esperaban 4 días de relax para recuperarnos de las largas (pero necesarias) caminatas de Japón.
Tokio es una ciudad magnética que no te dejará indiferente. A nosotros nos encantó, de hecho, estamos pensando en volver cuanto antes :)
Nos encanto el ritmo que tiene la ciudad, la gastronomía y las tiendas pero sobre todo lo que descubres a cada paso. Merece mucho la pena caminar (además de coger el metro porque es una ciudad gigante) porque en cada calle hay algo que llamará tu atención.
Mañana mismo, nos encantaría volver a Tokio y después hacer la zona de Kobe y las islas de Okinawa.
Decidimos cenar en Omoide Yokocho, un lugar lleno de pequeños restaurantes tradicionales. Mientras pedimos unas cervezas, notamos que en la mesa de al lado había una pareja de japoneses que trataban de hablar con nosotros. Como no hablaban inglés, nos comunicamos a través de Google Translate, lo cual hizo la experiencia aún más peculiar y divertida. Es importante remarcar que era nuestra primera noche (solo llevábamos escasas horas en Tokio).
Poco a poco, ellos empezaron a compartir sus platos con nosotros, invitándonos a probar especialidades típicas del restaurante y de la cocina japonesa, en especial varios platos de casquería. Al final, terminamos compartiendo la cena completa con ellos. La pareja, que eran de Kioto y estaban de vacaciones en Tokio, nos guió por todos los platos de la carta mientras brindamos con sake y disfrutamos de una noche muy auténtica.
Un 10, como siempre. Siempre he viajado con Andrómeda Viajes con mi familia pero esta vez era la primera vez que contaba con ellos para un viaje que contrataba yo, fue para la luna de miel y no pudo ser mejor, la selección de hoteles, el itinerario propuesto, las recomendaciones y el trato, fue todo genial.
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