Japón es mucho más que templos famosos y ciudades futuristas. Para quienes buscan una conexión genuina con su cultura, sus paisajes y sus sabores, planificar a medida un viaje inolvidable a Japón es la mejor manera de descubrir su esencia. En este artículo nos adentraremos en rincones escondidos y saborearemos platos inolvidables a través de experiencias que capturan la belleza, la espiritualidad y la autenticidad del país del sol naciente.
En Kita-Kamakura, la historia y la espiritualidad se entrelazan en un recorrido que inspira calma. Muy cerca de la estación, se alza el Engaku-ji, uno de los cinco grandes templos de Kamakura, donde se conserva nada menos que un diente de Buda. A unos 15 minutos a pie, bajando por una calle tranquila, se encuentra el imponente Kencho-ji, el templo más importante de todos.
Al final de su recinto, un sendero y 250 escalones de piedra atraviesan el bosque hasta llegar al santuario Hansobo. Antes de la cima, una fuente te invita a realizar el ritual de purificación, y en el último tramo, un mirador ofrece, en días despejados, una vista perfecta del Monte Fuji. A la derecha, se encuentra el santuario, donde los monjes dibujan a mano el goshuin, un sello caligráfico que es a la vez un recuerdo espiritual y una obra de arte.
Desde allí, puedes bajar al pueblo de Kamakura y visitar el Houkoku-ji, el “templo de bambú”, con un hermoso bosque y la acogedora casa de té Kyukouan, perfecta para relajarse. De regreso, subir al Ferrocarril Eléctrico de Enoshima (línea Enoden) es un cierre perfecto, 10 kilómetros junto a la costa con vistas al mar, a barrios residenciales y a calles comerciales llenas de encanto retro.
Kioto tiene tantas capas como estaciones del año. Puedes caminar por barrios tradicionales con geishas y faroles, pero también perderte entre templos que guardan tesoros desconocidos. En concreto, te proponemos visitar dos templos situados en extremos opuestos de la ciudad.
Uno de ellos es Kodai-ji, en Higashiyama (lado este). Posee su propio pequeño paseo de bambú y es muy tranquilo. Aquí, el silencio es parte del paisaje.
En el otro extremo de la ciudad, en el barrio de Arashiyama (zona oeste), se encuentra Otagi Nenbutsu-ji, un templo muy especial decorado con cientos de pequeñas estatuas de Buda. Cada una tiene una expresión diferente: unas ríen, otras meditan y algunas parecen jugar. Es un lugar lleno de simbolismo, serenidad y un toque inesperado de ternura.
Estas joyas ocultas, al margen de las multitudes, son las que permiten vivir Kioto de una forma más íntima y real, en sintonía con su historia y su filosofía de vida.
Si hay una experiencia gastronómica que marca un antes y un después en un viaje inolvidable a Japón, es probar una auténtica barbacoa de wagyu. Esta carne, famosa en todo el mundo por su textura marmoleada, se cocina lentamente sobre brasas y se deshace en la boca.
Pero el verdadero arte culinario japonés se vive con una cena kaiseki, un menú tradicional de varios platos que combina técnica, estética y temporada. Cada elemento está pensado para llevarte por un recorrido gastronómico tan visual como delicioso.
Una sorpresa para el paladar puede ser el tofu marinado a la brasa, una propuesta que desafía los prejuicios sobre este ingrediente.
Tokio es vibrante, pero también ofrece espacios para la contemplación moderna. Uno de ellos es el museo TeamLab Planets, en el distrito de Toyosu. Este espacio de arte digital inmersivo combina luz, sonido y tecnología para crear instalaciones que parecen vivas. Caminas descalzo por agua, atraviesas nubes flotantes y te sumerges en una floración sin fin. Todo está diseñado para provocar una reacción emocional, y funciona.
Hoy en día, la visita para disfrutar de sushi y pescado fresco se hace en el mercado exterior de Tsukiji, un lugar lleno de pequeños restaurantes y puestos donde, sobre todo a media mañana, se sirve el marisco más fresco de la jornada, aunque las subastas de pescado se trasladaron hace tiempo a Toyosu.
Entre los sabores únicos de un viaje inolvidable a Japón, los cha soba merecen una mención especial. Se trata de fideos fríos elaborados con harina de trigo sarraceno y matcha (té verde en polvo), siendo este último responsable de su característico color jade. Son ligeros, refrescantes y perfectos para los días más cálidos.
En Kioto hay pequeños restaurantes tradicionales que sirven esta especialidad acompañada de salsas frías, tempura o verduras locales. Es una forma sencilla y sabrosa de acercarse a la cocina casera japonesa.
Diseñar de forma personalizada un viaje inolvidable a Japón no es solo una cuestión de rutas o alojamientos, sino de sensibilidad y conocimiento local. En Andrómeda Viajes queremos descubrirte los grandes iconos del país, así como las perlas escondidas, crear itinerarios que fluyan con las estaciones y añadir esos pequeños detalles que hacen que cada momento cuente.
Desde elegir la fecha ideal para ver los cerezos o el momiji (hojas rojas de otoño), hasta reservar una cena en un ryokan con onsen privado o incluir talleres de caligrafía, kimono o ceremonia del té… Todo podemos pensarlo a medida para ti.
Porque Japón no se visita, se vive. ¿Hablamos? 93 209 19 00.
En Andrómeda Viajes te ofrecemos experiencia, conocimiento, dedicación y exclusividad.
Creamos momentos, actividades y sensaciones únicas que serán difíciles de olvidar. Nuestros equipos formados por los mejores profesionales del sector harán que todos los viajeros vivan experiencias inolvidables, personalizando cada viaje y ajustándolo a sus necesidades y deseos. Hacemos posible lo imposible diseñando cada momento con delicadeza y cuidando cada detalle para que sea perfecto.
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